Desde Luisiana con amor
Creole Soul en el sur de Seattle
«Aquí todos los días son Mardi Gras». — Hampton Isom, propietario de Creole Soul.
En esta nueva serie, «Seattle Southside Stories», ponemos el foco en las personas que hay detrás de los lugares que hacen que nuestra región sea tan curiosamente maravillosa. Para empezar, os presentamos a Hampton Isom, exjugador de baloncesto profesional, auxiliar de vuelo y chef y propietario del food truck y restaurante Creole Soul, que está revolucionando el panorama gastronómico con auténticos sabores sureños.
«Si no es de Luisiana, no lo haré».
En una región donde es difícil encontrar comida sureña, Isom, originario de Nueva Orleans, ofrece a la zona el auténtico sabor de la comida casera sureña. Eso significa no solo recrear platos de su infancia, como macarrones con queso y cangrejos cremosos, caimán frito crujiente y gumbo picante, sino también obtener casi todos sus ingredientes directamente del sur. Cuando empezó a vender comida aquí, no encontraba los ingredientes que quería, así que pidió a su hija que se los enviara.
«Aquí no se puede conseguir pan como este», dice Isom, refiriéndose a las esponjosas baguettes que utiliza para preparar los sándwiches po' boy. «El pan es lo que hace al sándwich».
«A día de hoy, no cocino nada en esa cocina si no lo tengo de Luisiana, porque estoy tan acostumbrado a cocinarlo que cambiaría el sabor, cambiaría todo el plato», afirma. «Si no puedo conseguirlo de Luisiana, o si el avión se retrasa o algo así, digo: "Oye, hoy no voy a trabajar. Lo siento"».
Un amor transmitido de generación en generación
Cocinar fue una parte esencial de la infancia de Isom, aunque la comida escaseara. «Crecí en los barrios marginales, donde no tenía nada», afirma.
Puede que los recursos fueran escasos, pero la cocina siempre rebosaba amor y creatividad. Aprendió a preparar los platos que sirve hoy en día de su abuela, que era criolla, y de su madre, «dos de las mejores cocineras del mundo».
«Mi abuela lo hacía todo desde cero», nos cuenta. «Una pizca de esto, una pizca de aquello, ya sabes... solo hay que echarlo y listo. Eso es lo que hago hoy en día. Ni siquiera tengo que probar la comida. Sé exactamente cómo sabe sin siquiera llevármela a la boca».
Aunque soñaba con dedicarse al negocio de la restauración, su vida tomó un rumbo diferente. Fue reclutado para jugar al baloncesto profesional en ligas internacionales de todo el mundo. Más tarde, se mudó a Dallas y fue propietario de un club nocturno durante un breve periodo de tiempo.
Desde el sur hasta el sur de Seattle
En 2014, aceptó un trabajo como manipulador de carga para Alaska Airlines, lo que le llevó a la zona de Seattle. En ese puesto, empezó a interesarse por la cocina para la tripulación. Unos años más tarde, pasó a ser agente de atención al cliente y, más tarde, auxiliar de vuelo. En su tiempo libre, trabajó en la puesta en marcha de un food truck y, en 2018, Dat Creole Soul vio la luz. Rápidamente ganó popularidad al asociarse con bodegas y cervecerías de la ciudad.
Mientras tanto, Isom conoció a su esposa, Christine Isom, que vivía en Des Moines. La pareja se instaló en la tranquila ciudad costera y, con el tiempo, el negocio cobró suficiente impulso como para permitir a Isom dejar la aerolínea y dedicarse a la restauración a tiempo completo. Aunque el food truck sigue funcionando, el local físico ha sido una incorporación muy bienvenida.
Construyendo comunidad, plato a plato
El restaurante abre por las tardes, de jueves a sábado, y ofrece un brunch dominical con mimosas ilimitadas y beignets recién horneados. También programan música en directo tan a menudo como pueden, otra forma en la que Isom lleva su herencia al sur de Seattle.
«Cuando piensas en Nueva Orleans, piensas en buena música y buena comida, así de sencillo», afirma.
Sus vecinos del noroeste también han demostrado que les encanta. «Cuando traje música en directo, la gente empezó a acudir en masa», afirma.
Difundiendo el amor
Aunque tiene muchos proyectos entre manos, tanto en sentido literal como figurado, Isom no ha olvidado lo que es necesitar ayuda. A menudo reparte docenas de comidas gratuitas a cualquiera que vea que lo necesita. También fundó una organización sin ánimo de lucro 501(c)(3), Dat Creole Soul Lagniappe, para proporcionar comidas a personas sin hogar. («Lagniappe», un término que hace referencia al espíritu de hospitalidad, se traduce aproximadamente como «un pequeño extra»).
A medida que el negocio crece, Isom nunca da por sentado su éxito. Aunque ha recorrido un camino largo y sinuoso para llegar hasta donde está, se siente orgulloso de todos los logros que ha conseguido por el camino. «Si muriera ahora mismo, creo que estaría satisfecho con mi vida», reflexiona.
Ver la entrevista
Escucha a Hampton contar su historia con sus propias palabras y adéntrate en Creole Soul en el vídeo que aparece a continuación.
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