Una escapada a finales de otoño

48 horas en el sur de Seattle

Última actualización: 3 de diciembre de 2025

¿Cuántas cosas puedes hacer en un solo fin de semana?

Katherine McQueen, una creadora de contenidos de viajes conocida en las redes sociales como @vineyardsandvoyages, realizó un viaje por carretera en otoño al sur de Seattle para descubrirlo. Era la primera vez que visitaba la zona (aunque ya había estado en Seattle varias veces). Y aunque su trabajo la lleva por todo el mundo, quedó impresionada por lo que nuestra esquina del noroeste del Pacífico tiene para ofrecer. Esto es lo que ella y su marido hicieron durante su breve y agradable estancia.

En la foto: La creadora de contenidos de viajes Katherine McQueen y su marido explorando el sur de Seattle en noviembre de 2025.
Crédito: @vineyardsandvoyages

Día 1: Sabores internacionales y delicias locales

McQueen y su marido se dirigieron aquí directamente desde otro viaje en Whitefish, Montana. Fue un viaje largo, así que cuando llegaron al Seattle Airport Marriott, estaban más que listos para pedir el servicio de habitaciones y dejarse caer en la cama. Una ración de minihamburguesas y tarta de chocolate del restaurante Aqua Terra fue «el final perfecto para un largo día».

Primera parada: Café

Cuando se despertaron al día siguiente, su primera parada fue en Kappa Espresso, un pequeño puesto local en SeaTac que sirve café etíope de origen único.

«Soy un gran fanático del espresso», afirma McQueen. «Quiero un capuchino seco tradicional con granos de calidad, y Kappa Espresso me lo ha dado. Me ha encantado lo que hacen allí».

Un mercado internacional

A continuación, visitaron Lam's Seafood Asian Market, uno de los mercados internacionales más grandes de la región. Lam's ofrece una amplia variedad de productos importados, aperitivos y dulces, y McQueen se alegró mucho al reconocer muchos de los productos que había oído que se pueden comprar en Japón. Culminaron su visita con una parada en el patio de comidas del supermercado, donde probaron (y les encantaron) las donas de mochi con sabor a ube y matcha de Dochi.

Después, quemaron las calorías de los donuts con una caminata de seis kilómetros por el Green River Trail, un tranquilo sendero al que se puede acceder desde Fort Dent Park.

Hidromiel artesanal

Para entrar en calor después de su paseo, hicieron una parada por la tarde en Oppegaard Meadery, en Tukwila, donde charlaron con el propietario y fabricante local de hidromiel Jon Oppegaard.

«Hablamos sobre la historia del hidromiel y su crecimiento en el estado de Washington», dice McQueen. «Siempre me encanta conocer a gente apasionada por su oficio».

Probó una selección de hidromieles para degustar diferentes sabores y disfrutó del ambiente tranquilo y acogedor.

Cena con un toque retro

Finalmente, terminaron el día con unos calientes sándwiches French dip del restaurante 13 Coins, una institución de la zona de Seattle que lleva funcionando con éxito desde 1967.

«Me encanta la estética de este restaurante, especialmente las sillas de respaldo alto que rodean la barra», afirma McQueen. «Tiene un aire a la Hollywood de antaño».

Día 2: La tranquila belleza del otoño

Paseos panorámicos

Después de parar en la cafetería familiar Impresso Espresso, en SeaTac, para tomar un café matutino, se dirigieron al Jardín Botánico Highline SeaTac. Allí admiraron el follaje del Jardín Japonés Seike, un jardín tradicional y artísticamente diseñado que brilla en otoño.

Más sorbos y paseos

Continuaron su viaje con una caminata por el sendero Des Moines Creek Trail, que comienza en Des Moines Beach Park, en la costa del estrecho de Puget. Caminaron desde la playa por el sendero durante aproximadamente dos millas antes de dar la vuelta, admirando el murmullo del arroyo, las hojas otoñales y la fauna local (¡incluso vieron una garza!).

Después, se relajaron en Quarterdeck, donde pidieron una degustación de cervezas artesanales locales. «¡La cerveza de calabaza y especias es imprescindible!».

Una muestra de Italia

Terminaron su viaje con una romántica cena italiana en PortoVino, en Des Moines. Les encantó la piccata de pollo y la tarta de queso, que eligieron directamente de una bandeja de postres a la antigua usanza.

«Hemos viajado por Italia varias veces y este restaurante nos pareció muy auténtico», afirma McQueen. «La comida era excelente y el servicio, maravilloso».

Si hay algo que les sorprendió de su viaje, fue poder disfrutar de tanta naturaleza tan cerca del aeropuerto. Entre el jardín botánico, los senderos y la costa, pudieron encontrar muchos rincones tranquilos durante todo el fin de semana. A McQueen le gusta tanto el noroeste que está pensando en mudarse allí.

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